Se puede decir que prácticamente he devorado este libro. En tres días ha caído. Además, llevaba detrás de UNA CHICA AÑOS VEINTE, de Sophie Kinsella bastante tiempo: le sigo la pista a la autora, que publicó este libro en Reino Unido hace casi un año, y he tenido que esperar meses a que se tradujera y publicara aquí en España.

Por eso, cuando lo ví en una mesa de novedades en El Corte Inglés, un día que churreteaba si más intención que hacer tiempo, me lancé sobre él y lo compré sin leer siquiera lo que ponía la contraportada porque me daba igual...
No hace falta ser un lince para darse cuenta de que Lara Lington no atraviesa un buen momento: su novio le ha dado esquinazo, su mejor amiga se ha largado a Goa y la empresa de cazatalentos que ha montado con ella se va al garete. Ya es hora de que algo le salga bien. Pues no. En plena tormenta existencial, aparece nada menos que el fantasma de su tía abuela Sadie, recientemente fallecida a la edad de 105 años. Con el aspecto y la marcha de una joven de los años veinte, Sadie la apremia para que recupere un misterioso collar desaparecido en extrañas circunstancias, sin el cual nunca podrá disfrutar en paz de su eterno descanso. Y aunque Lara intenta tomárselo con calma, la impulsiva Sadie la empujará a través de un alucinante y laberíntico enredo en el que se verán envueltos personajes como su repelente prima Diamanté, un estirado ejecutivo norteamericano y hasta la misma policía, que se pondrá a husmear ante la sospecha de un improbable asesinato. Así, a lo largo de este hilarante laberinto, Lara acabará convencida de que, si cuentas con la ayuda de un fantasma, al final las cosas siempre se arreglan.
Pues sí, es verdad: es una chick-lit con fantasma incluido. Como suena. No se puede decir que no sea original.

Como casi todos los libros de Sophie Kinsella (pero NO los de Madeleine Wickham, ojo, conviene aclararlo porque aunque son la misma persona, en sus libros no lo parece), ME HA ENCANTADO. Independientemente de la historia, la forma de narrar que tiene Sophie Kinsella me gusta muchísimo. Siempre en primera persona, conocemos a la protagonista desde su interior de una forma divertida, y para mí ésa es la clave de su éxito. No ya si lo que cuenta es creíble, real o mundano -porque evidentemente, una historia de fantasma no lo es en absoluto-, sino que somos capaces de ponernos en la piel de la protagonista, sea lo que sea que le pase (se le aparezca un antepasado o le toque la lotería), porque al final Lara -o Becky, o Sam, o Emma- es como yo, como cualquiera. Y ahí está el encanto.

Sobre la historia, tengo que decir que me ha sorprendido gratamente, porque aunque en los primeros episodios no parece que se pueda sacar gran cosa, lo cierto es que finalmente la trama está hilada y bien atada, y tiene un emocionante final, perfecto para esta novela tierna y divertida a partes iguales. No voy a decir nada más de lo que se ha dicho en la contraportada porque quiero que quien lea el libro lo vaya descubriendo poco a poco, como hice yo, y que lo disfrute.

De nuevo recomiendo una novela de Sophie Kinsella para quien quiera pasar un buen rato con un libro entre las manos. Y ahora, a esperar a su nuevo libro, que a saber cuándo llega a España...
Anoche, inexplicablemente, el sueño que me cerraba los ojos quedó apartado y no paré hasta que acabé de leer NUNCA LE PREGUNTES A QUÉ HORA LLEGARÁ A CASA, de Julia Llewellyn, un libro de portada llamativa que me compré el alguno de mis últimos pasos por las estaciones de tren.

Un poco al hilo del título (es español, el original es The Model Wife) y la ilustración de la portada, la contraportada afirma lo que se puede intuir a simple vista:
Cómo ser la esposa modélica:
- La felicidad de tu marido es tu felicidad.
- Si eres su segunda esposa, hazte amiga de la primera.
- Nunca le preguntes a qué hora llegará a casa.
- Nunca le preguntes dónde ha estado.
¡Bah!

La vida de Poppy, una prometedora modelo veinteañera, de repente cambia de rumbo al verse casada con un hombre de cuarenta y nueve años gracias a un embarazo accidental. Y su marido no es un madurito cualquiera: es nada menos que el presentador estrella del telediario, adorado por todas las mujeres del país, incluidas la víbora de su ex-esposa y una amenazadora cohorte de antiguas amantes.

Con un bebé en brazos y su brillante carrera arruinada, es hora de que Poppy se plante y demuestre al mundo que no está dispuesta a dejarse pisar por nada ni por nadie.
Pues a pesar de que no me esperaba mucho de esta historia, me ha sorprendido positivamente (que no gratamente, eso ya sería decir demasiado).

Poppy es una joven modelo, rubia y tonta, que trabaja en una cafetería mientras le van saliendo posados como modelo. Allí conoce de casualidad a Luke, el presentador de uno de los informativos más vistos, un atractivo maduro con el que comienza una aventura. Y como es rubia y tonta, se queda embarazada del presentador, quien contra todo pronóstico acaba casándose con ella, dejando a Hannah (su mujer) y sus hijos para irse con Poppy y su nueva hija Clara.

Dos años más tarde, la vida de Poppy no es tan idílica como pensaba: el embarazo la ha apartado de su trabajo de modelo, y se dedica a ser madre a tiempo completo, mientras su marido trabaja sin parar para mantenerlas a ellas y a su otra familia. Hannah ha relanzado su carrera profesional escribiendo una columna en un periódico poniendo verde a su ex-marido y a Poppy ya de paso, quien ha dejado de ser Poppy para ser conocida como la zorra. ¿Y cómo lleva Luke todo eso? Pues como puede, y le dejan, sus demás amantes...

Para no destripar mucho más la trama, lo dejo ahí.

A mí me ha resultado bastante entretenido porque pasan muchas cosas (algunas te las esperas, otras no): Poppy no te defrauda porque es tan tonta como cabe esperar, Luke es el típico mujeriego creído... En definitiva no es una obra maestra de la literatura, pero consigue no aburrite en cuando a la acción, no se solaza en análisis eternos de por qué se siente aquello o por qué se piensa lo otro. No. Sólo narra lo que tiene que narrar, explica lo que tiene que explicar, y lo demás lo deja a criterio del lector (si ya quieres tú comerte la cabeza, es cosa tuya).

Por tanto, quien busque una historia que no sea estática y que resulte real, este libro puede cumplir esas espectativas. Sin ser brillante, destaca al menos (entre lo que he leído últimamente) por no ser soso. Y eso ya es algo.