Hará una semana aproximadamente que terminé de leer UNA APUESTA PELIGROSA, la primera novela que leía de Jennifer Cruise. La compré más que nada porque la ví a 6 euros, la portada me atrajo bastante y servía perfectamente para paliar mi síndrome de los brazos vacíos una tarde que estuve paseando. No había escuchado nada de esta autora, así que decidí darle una oportunidad...

Lo que chivaba la contraportada era lo siguiente:
Minerva Dobbs es una treintañera con algunos kilos de más que piensa que la felicidad es un cuento de hadas. Cal Morrisey, por su parte, es un donjuán que detesta el compromiso y que la invita a cenar para ganar una apuesta. Cuando la cena termina, cada uno de ellos piensa que nunca volverá a ver al otro. Pero el destino tiene otros planes para ellos, y Minerva y Cal inician una relación casi involuntaria en la que median un ex novio celoso, unos padres impresentables, un gato demasiado inteligente y muchos donuts, y que concluye con la mayor de las apuestas: el amor verdadero.
Creo que no debí leer la contraportada demasiado bien cuando lo compré, porque leída una segunda vez, es el tipo de resumen que me tira para atrás.

Y hubiera tenido razón. Me costó bastante leerlo porque no me enganchó en absoluto. No sabría decir qué tiene la narración (o quizá la traducción), pero el caso es que me costaba seguir el ritmo, no notaba fluidez en las palabras -no sé explicarlo mejor-. En definitiva, la forma de escribir la historia ya de por sí me aburrió bastante.

La historia también. Demasiado típica: chica que se aparta del estereotipo de bombonazo se convierte de forma casual en el punto de mira del perfecto donjuán. En la página tres ya sabes que van a acabar juntos (vale: en todas las novelas chick-lit la parejita acaba junta, pero al menos no es taaaaaan obvio como esta vez, ni te presentan a los tortolitos en los tres primeros párrafos). A pesar de que ya sabes lo que te espera, lo demás son hojas y hojas de historietas varias donde la chica muestra que está segura de sí misma a pesar de sus kilos de más y lo demuestra con un mordaz sentido del humor, que utiliza como arma arrojadiza para placar los encantos del chico que, por supuesto, pasa del pivonazo que le va detrás porque se ha enamorado de la protagonista con todas sus imperfecciones.

Lo que más me gustó es el chico: su carácter me cautivó. Cada vez me caía mejor el chaval, creo que es de los personajes masculinos que más me ha gustado de todos los libros que he leído, y creo que el motivo ha sido porque se han presentado él y sus circunstancias, no solo "he aquí el chico guapo y encantador que sólo vale de trofeo al final del libro". No sé, definitivamente este chico ha salvado la historia.

Lo que menos me gustó fue cuando las amigas de la protagonista, sobre todo una de ellas, se puso a hablar con su amiga en plan serio y soltó una serie de chorradas sobre los cuentos de hadas. ¡Por favor! ¿Quién en su sano juicio pensó que una conversación así es creíble? Y la escena final es lo más absurdo del mundo, como si la escritora hubiera tirado la toalla y ni se molestara en que todo acabara de una forma más o menos realista...

Así que con este van tres libros seguidos que no me han gustado... Por eso voy ha hacer una pausa de chick-lit, a ver si cuando "vuelva" me sientan mejor.
Ya he terminado de leer este libro, LA REINA DE LA CASA, por Sophie Kinsella, el último de esta autora en edición de bolsillo de la Editorial Salamandra.

Lo que nos dice la contraportada es lo siguiente...
Emprendedora y eficiente abogada de la City londinense, Samantha no sólo adora su trabajo sino que vive para él. Adicta al estrés y la presión extrema, ha llegado hasta el punto de enviar y recibir e-mails durante las sesiones de relajamiento con su terapeuta. La adrenalina es su combustible y convertirse en socia de un prestigioso bufete su objetivo declarado.

Y cuando está a punto de conseguirlo surge la catástrofe en forma de un error garrafal que cae sobre ella como un meteorito. ¿Qué hacer? Pues huir, huir lo antes y lo más lejos posible, y tan lejos que en su ofuscación acaba ocupando el puesto de ama de llaves en una aristocrática mansión.

¿Cómo puede haberle ocurrido? Mientras Samantha dilucida el enigma, su encuentro con el hombre soñado en forma de jardinero cachas le abrirá nuevas perspectivas, hasta el punto de plantearse un cambio radical en su vida.
En definitiva: un rollo.

La historia pretende emular los otros éxitos de la autora (sobre todo la serie de Loca Por Las Compras), pero sin conseguirlo ni por aproximación. Esta nueva historia es alocada, poco realista, abrupta, con hechos metidos con calzador... Sólo calificable de descabellada. Lo único que la podría salvar es un poco de humor, y ni eso. Por lo menos a mí sólo me han hecho gracia dos o tres cosas de un libro de 316 páginas; una media malísima.

En otras ocasiones es verdad que comento algo de la trama, pero en este caso no me voy ni a molestar porque no puedo salvar nada, no ha habido ni una sóla situación con la que me hubiera podido identificar o sacar algo constructivo.

A mi entender, no merece la pena.
Este libro, LOS PATITOS FEOS TAMBIÉN BESAN, de Jane Green, me lo he leído en poco tiempo. Llegó a mi estantería a través de ese antro de perversión que es la FNAC, y por un error de la cajera me salió gratis...

En la contraportada viene esta introducción a la historia.
Jemima Jones está gorda, muy gorda. Sus delgadas compañeras de piso la tratan como a una criada y su maravillosa, delgadísima y guapísima jefa en el Kilburn Herald, mucho más tonta que ella pero mejor pagada, actúa como si Jemima fuera su sierva. Si a esto le sumas que está loca por su encantador, sexy e inalcanzable colega Ben, la conclusión es que la vida de Jemima necesita un cambio. Cuando conoce a Brad por Internet le llega la oportunidad de reinventarse: será la felina, guapa, gimnasio-adicta y glamourosa JJ. Su Romeo a larga distancia no tarda en pedirle una cita. ¿Qué hará Jemima para superar su adicción a la comida y convertirse en la atractiva modelo de sus correos electrónicos?

Con un argumento que nunca decae y un sorprendente final, esta novela es la crónica de una búsqueda: la de la mujer que Jemima siempre quiso ser; un viaje en el que aprenderá un montón de lecciones sobre la atracción, la adicción, el significado del verdadero amor y, finalmente, sobre quién es ella misma.
Estoy MegaSúperIndignada con esta historia.

Pero vamos por partes.

Lo primero que no me gustó es la forma de narración que tiene. Combina la narración en primera persona de la protagonista (que es la que prefiero en este tipo de literatura) y una especie de narración en off. Lo que ocurre que este último estilo se parece mucho a los narradores en off de las series infantiles, vamos, que no me costaba nada imaginarme al narrador de Pocoyo cuando leía esas partes.

Otra cosa que me ha irritado durante toda la historia es la manía de mencionar a los protagonistas indiscutibles con nombre y apellidos. Jemima Jones y Ben Williams, como si hubiera otra Jemima u otro Ben. Los que sólo se presentaban con nombres de pila ya estaba claro que no iban a tener mayor relevancia... También se nombraba con nombres y apellidos los supuestos "famosillos" que intervinieron en la historia.

Un detalle nimio es que la historia está escrita en 1998 (¡el siglo pasado!), y claro, para entonces era tope cool los chats tipo IRC, de donde surge gran parte de la trama. Me cuesta asimilarlo hoy, en la Era del FaceBook, pero bueno, se lo perdono...

Pero nada de eso es lo que me dejó indignada (y a continuación voy a reventar un poco la historia).

Si empiezas a leer un libro titulado LOS PATITOS FEOS TAMBIÉN BESAN (aunque vale, no es culpa de la autora porque ella lo tituló Jemima J y el traductor en esos momentos quiso hacerse el ocurrente), y el patito feo se supone que es la protagonista y es fea porque está gorda (¿no me digas? ¿sí?), se puede presuponer que al final va a besar a su Príncipe Azul. Pues no. Sólo consigue al chico cuando adelgaza espectacularmente y se tiñe de rubio. Así que la MORALEJA de este libro es: si estás gorda, olvídate de estar con un chico, sólo si eres muy delgada y rubia conseguirás comerte una rosca.

Además, la protagonista adelgaza espectacularmente en poco tiempo. En dos o tres meses pierde más de veinte kilos (eso no lo recuerdo exactamente) comiendo sólo lo básico e imprescindible y prácticamente viviendo en el gimnasio. Es decir: a base de sólo lechuga y cantidad de ejercicio. Obviamente, sin control médico. ¡Y eso es fantástico! Lo único que se menciona al respecto es que el entrenador personal de la protagonista está ligeramente preocupado y sospecha que no está muy sana. Pero esto se reduce a dos frases en un minúsculo párrafo, que esperé en vano que se desarrollara más adelante. No pasó. Así que la otra MORALEJA de este libro es: es sumamente aceptable (e incluso imprescindible si quieres comerte una rosca) que por tu cuenta vayas a un gimnasio, "sólo comas agua" y pierdas veinte kilos en 40 días.

Y no voy a hablar de Ben (Williams), que sólo se acuerda de Jemima (Jones) cuando cambia radicalmente de aspecto. Viva la belleza interior.

Así que, para ser honestos, este libro debía titularse realmente LOS PATITOS FEOS SE MUEREN DE ASCO Y SÓLO SI PESAS MENOS DE 55 KILOS BESARÁS A ALGUIEN. Por favor...

Y me lo he leído rápido no porque me apasionara, está claro, sino porque estaba ansiosa porque hubiera algo de cordura en la historia, pero no la encontré... Tan sólo un epílogo de media página donde la autora deja caer como quien no quiere la cosa que la chica ya no está obsesionada y ahora se quiere y está realizada como persona y bla-bla-bla.

A estas alturas, sobra decir pero lo digo: NO ME HA GUSTADO ESTE LIBRO en absoluto. Menos mal que, al menos, me salió gratis.
Sucumbí a la tentación de probar una nueva novela de Sophie Kinsella, para ver si continuaba dándome buenos ratos a través de sus historias. Esta vez me decidí a NO TE LO VAS A CREER, para ver qué tal era esta nueva historia.

He aquí un resumen...
Después de asistir en Glasgow a una desastrosa reunión de trabajo y de tomarse un par de vodkas, ¿o fueron tres?, para infundirse valor, Emma Corrigan se sube por fin al temible artefacto volador para regresar a Londres. El vuelo resulta especialmente movido y Emma se agarra con desesperación a los brazos de su asiento. Presa del pánico, de su boca empiezan a brotar todos sus secretos, sus sueños más ocultos y sus deseos más inconfesables, que van a parar a oídos del silencioso pasajero que, inmutable, la escucha sentado a su lado.

Pero este mal trago no será nada comparado con lo que le espera el Lunes en la oficina, donde corre la voz de que el presidente de la megacorporación americana para la que trabaja se encuentra de visita en la sede londinense. En medio del nerviosismo general, Emma decide acercarse a la máquina de café del pasillo y se cruza con la comitiva que acompaña al gran jefe...
Lo cierto es que el listón estaba muy alto con la saga de Loca Por Las Compras (lo reconozco, pero no puedo evitar buscar ese salpichirri en sus demás libros). Aunque esta vez no me he reído tanto como con los otros libros, éste no me ha dejado mal sabor de boca.

El pretexto desde el cual surge toda la trama no tiene ni pies ni cabeza: ¿una chica con miedo a volar, cuando su avión pasa por una serie de turbulencias, en lugar de chillar como una histérica, se pone a contar tranquilamente todos los secretos inconfesables que tiene, uno a uno? Ya, claro, lo más normal del mundo...

Pero una vez aceptas esa roncambolesca excusa para que empiece la acción, lo demás es más fácil de digerir: tienes en tu vida metido a un desconocido que no sólo sabe absolutamente todo de ti, sino que además, resulta ser tu jefe... ¡Oh! ¡Eso no era un espoiler! ¿Acaso no estaba claro desde la contraportada?

Esta historia es digna de tener una oportunidad. Puede que guste (como a mí), puede que no, pero al menos merece el intento...