Volvi a leer EL DIABLO VISTE DE PRADA, de Lauren Weisberger, influenciada por el hecho de que en una media de cinco canales de los que zapeamos por las noches estaban poniendo la película (que acabé viendo por enésima vez, por supuesto).

Fui al estudio y busqué el libro entre la colorista colección de novelas chick-lit que alegran el mueble, la mayoría de las cuales aún no he leído; en cuatro días volví a devorar una historia que me gustó mucho:
Una novela deliciosamente jugosa sobre la jefa mas detestable en la historia de las jefas detestables.

La insistente voz de Miranda Priestly persigue a Andrea hasta en sueños: "¿An-dre-aaa? ¡An-dre-aaa!" ¿Es éste el trabajo con el que soñaba al salir de la universidad? ¿Es éste el trabajo por el cual tiene que estar agradecida y sentirse tan afortunada? Sí, es la nueva asistente personal de Miranda, la legendaria editora de la revista femenina más glamorosa de Nueva York. Ella dicta la moda en el mundo entero. Millones de lectoras siguen fielmente sus recomendaciones; sus empleados y colaboradores la consideran un genio; los grandes creadores la temen. Todos, sin excepción, la veneran.

Todos, menos Andrea, que no se deja engañar por este escaparate de diseño y frivolidad tras el que se agazapa un diablo que viste un traje de Prada (exclusivo, por supuesto), calza unos Manolo Blahnik y siempre luce un pañuelo blanco de Hermès.

Una novela hilarante que da un nuevo sentido a esas quejas que a veces circulan sobre un "jefe que es el Diablo en persona". Narrada por la voz fresca, joven, inteligente, rebelde y desarmante de Andrea,
El diablo Viste de Prada nos descubre el lado profundo, oscuro y diabólico de la vida en las oficinas del gran imperio que es el mundo de la moda.
Tengo que reconocer que la adaptación al cine fue bastante lograda, aún con las modificaciones en la historia original. Aunque el libro me pareció más divertido que la película, ésa tiene el mismo toque que traslada exactamente cuál es la pesadilla en la que vive Andrea y cómo acaba su vida personal (aunque en el libro se vea a una Andrea mucho más resistente a todo el mundo del glamour y en la película parece que "se vende" fácilmente cuando en realidad no es así).

Las novelas de Lauren Weisberger son poco cercanas, porque todas (bueno, todas: las dos que he leído, vaya) están ambientadas en el Nueva York más glamouroso y ni me imagino ese estilo de vida, pero la narración de las historias a mí me resulta bastante amena y divertida. Recomiendo los libros de esta chica (tiene uno pendiente de lanzamiento en España), porque te ayudan a desconectar y se leen rápidamente -vamos, en cuatro días, literalmente-. No sirven para cuando buscas historias profundas y sentimentaloides, pero sirven perfectamente para pasar un rato divertido sin tener que pensar en nada importante, que para eso tenemos el día a día, digo yo...
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